El recuerdo de Juana Azurduy es muy importante para la unión de los pueblos boliviano y argentino ya que esta heroína nació en el departamento de Potosí, en el Estado Plurinacional de Bolivia, y desarrolló su campaña de milicias contra los españoles en territorios de las actuales Bolivia y Argentina.
Juana vivió tiempos de guerra. Por eso su vida estuvo llena de lucha y tragedia. Nació en 1780 en Potosí, en la actual Bolivia, en una familia acomodada. Tenía 7 años cuando sus padres murieron; ella y su hermana fueron internadas en un convento. Como era una chica con mente crítica y rebelde, su estancia allí no fue fácil. Era joven todavía cuando fue expulsada y se fue a vivir con sus tíos.
Se casó con su vecino, Manuel Padilla, y tuvieron cinco hijos. Cuando estalló el movimiento independentista, Juana y su marido se sumaron. Eso les valió la persecución una vez que los representantes de la Corona española controlaron la revuelta. El matrimonio se sumó al Ejército del Norte enviado por Buenos Aires. La campaña no fue victoriosa: tras la derrota de Huaqui, los realistas tomaron el control del Alto Perú. Juana resistió hasta que consiguió unirse a las tropas del nuevo jefe, Manuel Belgrano, con un batallón llamado Los Leales, que ella misma organizó. Las derrotas patriotas en Vilcapugio y Ayohúma provocaron la retirada del Ejército del Norte. Antes de dejar el mando, Belgrano entregó su sable a Juana.
Cobró fama por resistir a los españoles mediante la táctica de guerra de guerrillas. Realizaba ataques relámpago, con pocos combatientes, en zonas poco defendidas. La lucha era continua y muy cruel. En 1816, las tropas que comandaba Belgrano fueron vencidas. Juana no se rindió: se retiró a lo que es hoy la provincia argentina de Salta. Para entonces había perdido en la guerra a su marido y a cuatro de sus hijos.
Continuó luchando –inclusive mientras se encontraba embarazada de su última hija– por la causa de la libertad junto a Martín Miguel de Güemes. Cuando éste cayó en 1821, Juana regresó a su ciudad natal, donde vivió cuarenta años más junto a su hija, en la miseria, ya que sus bienes habían sido confiscados al inicio de la guerra. Con el paso de los años, el aporte de Juana ha sido reconocido por los gobiernos de Bolivia y Argentina, que le han rendido honores a esta gran libertadora.
El rol que jugaron tanto Juana Azurduy como su esposo, Manuel Padilla, en la lucha independentista fue reconocido por Simón Bolívar quien dijo: “Este país no debería llamarse Bolivia en mi homenaje, sino Padilla o Azurduy, porque son ellos los que lo hicieron libre”.
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