29 ago 2021

29 de agosto: "Día del Árbol"



¿Por qué se celebra?

  El primer país que instituyó un día en el año para hacerle honor al árbol fue Suecia allá por el año 1840, cuando en esta Nación se tomó conciencia de la importancia que tienen los recursos arbóreos, de la necesidad de enseñarle a los niños acerca de estas plantas, y del cuidado que se les debe brindar y de practicar la conservación de los mismos.

  Años después muchos ciudadanos suecos viajaron hacia Estados Unidos y llevaron con ellos la herencia cultural del día del árbol, lo que trajo como consecuencia que los estadounidenses en 1872 establecieran su día especial del árbol. A partir de allí comenzaron a establecerlo los otros países del continente y del mundo


¿Cuál es la importancia?


  Un solo árbol es un complejo ecosistema que mantiene a numerosas especies de invertebrados (insectos, arácnidos), así como vertebrados (aves, reptiles y mamíferos), que encuentran en él su alimento, por medio de las hojas, yemas, brotes o frutos, y refugio. Sobre su corteza crecen hongos, líquenes y plantas parásitas, quienes se nutren de su savia, y epifitas (crecen sobre ellos, pero no les hacen daño), como las lianas, que los utilizan como punto de apoyo para acceder a las alturas donde abunda la luz. Entre las raíces abundan las larvas de los insectos, gusanos que viven en el subsuelo, los ácaros y los roedores.

  Los árboles regulan la temperatura, purifican el ambiente, oxigenan el aire contribuyen a regular las lluvias, protegen el suelo, albergan ecosistemas, proporcionan sombra, mejoran sectores erosionados, humedecen el ambiente, reducen el ruido, son capaces de atemperar el lugar, ya que provocan sensación de frescura y humedad, incluso deteniendo las heladas con su follaje; producen alimentos y múltiples recursos. Motivos suficientes para que en esta fecha se celebre un reconocimiento  a los múltiples servicios que presta el árbol a la vida y a la actividad humana, además del puesto simbólico que ocupa en numerosas culturas tradicionales.




¿En Argentina?


  En la República Argentina el principal impulsor de la actividad forestal fue Domingo Faustino Sarmiento (Presidente de la Nación de 1868 a 1874) que en un discurso subrayó: "El cultivo de los árboles, conviene a un país pastoril como el nuestro, porque no solo la arboricultura se une perfectamente a la ganadería, sino que debe considerarse un complemento indispensable" y agrega: "La Pampa es como nuestra República, tala rasa. Es la tela en la que ha de bordarse una nación. Es necesario escribir sobre ella ¡Arboles! ¡Planten árboles!".

  Treinta años después,  el 29 de agosto de 1900, el Consejo Nacional de Educación, en base a la iniciativa del Dr. Estanislao Zeballos, instituyó esta fecha, en celebración al "Día del Árbol", cuyo festejo se concretó a partir de 1901.

El Árbol Forestal argentino es el quebracho colorado chaqueño que no debe confundirse con la Flor Nacional que es el Ceibo. Otra fecha vinculada  con el Día del Árbol es el Día Forestal Mundial, establecido desde 1971 por la FAO, el 21 de marzo.


Preservémoslos



  Los bosques nativos son fundamentales para la protección de las cuencas hídricas de captación, para atenuar el impacto de las gotas de lluvia y la nieve, para reducir los efectos de la escorrentía, para disminuir la erosión hídrica y eólica, para generar y regenerar suelo, para aumentar la infiltración y la alimentación de acuíferos, para conservar la humedad relativa de los suelos y de la atmósfera superficial, para regularizar el flujo hídrico durante los distintos meses del año, para conservar altos valores de biodiversidad, y para aumentar la resistencia ambiental al cambio climático y otros disturbios. Contribuyen además a la estabilidad meteorológica y climática, y a mantener recursos paisajísticos y ambientales de interés turístico. Todas estas funciones están intrínsecamente unidas a la supervivencia del ser humano y por extensión a la supervivencia misma de los ecosistemas.

  En este sentido, el Día del Árbol puede ser la excusa para reflexionar cómo la vida moderna nos ha llevado a olvidarnos de que sólo somos parte de un ecosistema mayor, a recuperar esa unión sagrada con todos los seres de la naturaleza y a tener una conducta más respetuosa con nuestro entorno.

  Científicos de todo el mundo vienen alertando a la humanidad sobre las consecuencias negativas de la tala indiscriminada de los bosques, y las dimensiones del problema son tan alarmantes que la educación no lo puede obviar.






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